Liviana Chagito tiene cuarenta años, es de Buena Vista Litoral del San Juan, Chocó, Colombia, vive en Bahía Solano. Comenzó parteándose ella misma y asistiendo a su madre quien también es partera. Sus ojos se iluminan de orgullo al afirmar que es Embera Dobidá y madre soltera de seis hijos.
El pueblo Embera Dobidá, es gente de río, casi todos se encuentran en el departamento del Chocó, pero también viven en los departamentos de Risaralda, Caldas y en la zona fronteriza de Panamá con Colombia. Preservan su lengua nativa que pertenece a la familia linguistica Chocó, que a su vez está vinculada con las familias Arawak, Karib y Chibcha, y está emparentada con la Waunan.
Liviana tiene una mirada brillante, es la luz de una mujer que tras mucho buscar se encontró, en sus formas se evidencia su templanza y serenidad; para ella “salvar a la gente es lo más importante en la vida. La asociación es importante porque nosotras teníamos un conocimiento ancestral pero no el occidental. Cómo manejar un parto limpio, los embarazos de alto riesgo, esos nos los podemos atender. Eso me ha ayudado en mi vida, salvé el parto de mi hijo gracias a la asociación y a Manuela que nos ha tenido en cuenta en las capacitaciones.”
“El primer golpe avisa”, afirma con serenidad, luego comparte sobre su proceso de separación: “yo quería seguir estudiando, crecer académicamente y el marido mío fue muy machista, no quiso que yo me superara. No quería que yo estudiara, que yo fuera alguien en la vida.”
Actualmente estudia ciencias sociales, es coordinadora de la red y activa lideresa en su comunidad, su lucha es que en su municipio se integren las parteras y les brinden elementos de bioseguridad:
“Tengo un compromiso grande con la zona, manejamos 10 comunidades y en todas hay de a dos o tres parteras, voy a motivar a las de mi edad, porque casi todas las parteras que tenemos son expertas.”
Sobre el parto indígena, en particular de la comunidad Embera del Chocó, relata: “nosotras no damos a luz en camilla, nos arrodillamos, nos cogemos de un lazo. No hacemos tacto, nos damos cuenta de la contracción cuando está todo sequito. Mi mamá sabe de una planta que es para acelerar el parto, cuando atiende les da su tomita. Eso ayuda a apurar y también el agüita de canela. No utilizamos tijeras ni nada.”
Sueña con que la asociación crezca, que se valore a las parteras. Quiere dejar la semilla sembrada en su municipio, para que la partería tradicional siga floreciendo, contar con insumos y que en su comunidad haya un nicho*. Respecto a la partería tradicional, destaca la relevancia del uso de plantas:
“Las plantas son los medicamentos de nosotras. Hay muchas plantas, se ve dependiendo del parto y la mujer.” Gracias a su conocimiento en plantas medicinales, pudo salvar a su hija tras un arduo trabajo de parto.
Sobre su proceso de empoderamiento, destaca la dimensión colectiva: “Hay muchas mujeres que somos cabezas de hogar, que nos hemos defendido por nosotras mismas, como he sufrido eso quisiera ayudarlas. He rodado por todo el Chocó y he visto la necesidad que sufren las mujeres vulnerables en el campo, busquemos otra ruta para que esa mujer pueda sobrevivir, pueda estar bien con sus hijos, que piense que sí puede.”
Con su tono calmo y seguro expresa: “hablo del derecho de la igualdad, de la equidad de género, de la violencia contra la mujer. Lo estamos trabajando en mi municipio, hay mujeres que no tienen apoyo, los hombres creen que todo el tiempo debemos ser amas de casa. Y eso no va conmigo. Quiero que entiendan que si una mujer se superó, mejor porque ahora van a tener dos ingresos económicos y pueden tener una mejor vida, a eso apunto.”
Liviana es una de las tantas parteras de ASOREDIPARCHOCÓ que con su liderazgo inspira a otras mujeres, confiesa que Manuela, Directora de la asociación, es una referente para ella, quiere que todas las mujeres sepan que se puede salir adelante, que es posible vivir libre de violencias y superarse.