Aleida ríe con la mirada, es una mujer fuerte y luchadora, simpática y de ojos muy luminosos, como a toda comadrona le encanta bromear y contar historias. Cuando habla sobre la partería se hace patente su orgullo, al saberse heredera y guardiana de una tradición familiar. 

 

Todas las mujeres en su familia son parteras, incluso su nieta Yasmary de tan solo 4 años se autoreconoce como “parterita”. Aleida Mosquera tiene cincuenta y cuatro años y partea desde los catorce, nació en Condoto, fue iniciada por su madre y sus abuela, tiene ocho hijas. Sobre su trabajo como partera, relata:

“Trabajo con las plantas medicinales, hago la balsámica. Cuando las mujeres están para dar a luz, yo cocino la escobabosa y le doy con dos cucharaditas de azúcar.  Cuando ya sale el bebé yo cojo la nasedera y otras plantas y les doy. Si el bebé nace con mucha flema acostumbro, cojo el viche como dos minutos en la boca y lo soplo, lo soplo con eso y le unto, en la boquita para que el bote toda esa flema.”

 

No lleva la cuenta exacta de cuántos partos ha atendido, pero piensa que ya han de ser alrededor de cincuenta. Expresa que lo más hermoso es cuando todo sale bien, cuando la madre y su criatura están bien, se apoya mucho en la fe:

 

“Siempre que voy a hacer ese trabajo, primero Dios, yo le pido a Dios, mira si tu ves que yo no lo puedo realizar hazme invisible, si ves que lo puedo hacer hazme visible. Dios me ha respaldado nunca se me murió un niño.  En esta tengo la vida y acá la muerte-señalándose las manos-, pero le pido a Dios, que no pase, que sea la vida.”

 

Desde 2011 es asociada de ASOREDIPARCHOCÓ, manifiesta la importancia de la red porque allí han podido capacitarse y adquirir herramientas para tener partos más seguros. Le gustaría un mayor reconocimiento de la labor y el fortalecimiento de la red: “Nos falta expandirnos más, unirnos más y que se haga el esfuerzo a nivel internacional para que las parteras tradicionales tengan un pago. Quisiera también que nos enseñaran y nos regalaran cómo hacer una ecografía, porque eso es costoso.” 

 

En su región han tenido dificultades para legalizarse, por los costos que esto supone, su deseo es el de contar con más recursos para seguir defendiendo y ejerciendo la partería tradicional.