Crucelina
Partera tradicional
María Crucelina Sánchez Mosquera tiene cuarenta y cuatro años, comenzó a partear a los veintitrés, aprendió de su tía Nelsi Mosquera, su madre también es partera experta, atendió todos sus partos y los de su hermana, en la actualidad ya no atiende más.
La partería se presentó en su vida por tradición y también en el lenguaje de los sueños:
Había una cuñada embarazada y en el sueño mi hermano buscaba una comadrona, y le dije hermanito no busque que yo la atiendo, entonces en el sueño alguien me decía tu atiendes el parto de aquella y yo asustada decía “Señor, no lo puedo atender, no soy capaz” y el me decía: “Sí, tú eres capaz”.
Se despertó con nostalgia pero el 13 de mayo del 2007, su cuñada entró en trabajo de parto, estaba su tía y ella fue preparada con sus guantes, cuando su tía salió de la habitación nació la niña con la bolsa amniótica intacta, una bebé “capullo”. Dicen que los/as bebés enmantillados, son afortunados o vienen protegidos, es un evento muy raro que ocurre en uno de cada ochenta mil nacimientos.
Apenas uno entabla conversación con Crucelina se da cuenta que está ante un ser especial, sus modos cariñosos en combinación con su ímpetu la hacen una partera que contagia, que inspira con su amor por la profesión y vocación de servicio. Cuenta que tan pronto rompió la bolsa de la niña siente que se descubrió, que encontró su camino.
“Tengo nueve hijos, de mis hijos yo sola me hacía el tacto, llevaba el control, en esos estuvo mi suegra y mi mamá. Los gemelos los tuve en el Hospital San Francisco de Asís por cesárea. Además de partera soy ama de casa, me dedico a la minería cuando puedo, atiendo mis partos, hago seguimientos a las embarazadas, también si hay alguna mujer que haya que curar una herida, o que tuvo el niño y no tiene quién le haga los tratamientos, también pongo inyecciones, también se coger un punto, eso lo hago yo.”
Crucelina vive en una de las zonas más alejadas del Chocó, en Santa Rita de Iró, para entrar es necesario ir con camioneta o moto por una trocha larga, la selva es densa y fresca. El río es de una belleza que abruma, al ser una zona de minería están acorralados por la violencia y la naturaleza expuesta al brutal impacto de la minería ilegal. En este contexto, los saberes de las parteras se tornan esenciales y su trabajo clave para el desarrollo de la comunidad.
Cuenta que el mayor aprendizaje de su tía fue la colocación del cuño:
"Se hace con un trapo limpito, el cuño se hace poniendo la mano derecha adelante y con la mano izquierda hacia atrás de la mujer, así pude recibir tantos partos que hasta la cuenta la he perdido."
Dice que se ha llenado de partos, casi siempre teniendo que atender sola, hasta 2021 llevaba diecinueve partos, dentro del hospital y en casa:
“Cuando están en gestación las visito, desde el primer mes empiezo a charlar con ellas, indicándoles que deben hacerse los controles, cómo comer, tomarse los medicamentos que el médico les mande. Del hospital también me mandan llamar.”
Nuevamente aparece la importancia de las parteras dentro del sistema de salud, son las expertas en la fisiología y atención de los partos. En relación al vínculo con el sistema expresa:
“En el Hospital hay cosas que varían, otras que sí me parecen excelentes, una como partera va a un centro médico y va a acatar las órdenes del médico y yo les he dicho, yo aprendo de ustedes y ustedes aprenden de mí. Y trabajamos bien. Me han tocado partos con el médico y la enfermera jefe, con todo el equipo. Vamos bien. Ellos no me llaman, porque no soy contratada, son los familiares o la embarazada, para que yo vaya a estar al pie.”
Pese a ser quienes más experiencia tienen en atención de los partos, aparece una relación desigual donde “deben acatar” las órdenes del médico de turno, es ella quien expresa que el aprendizaje debería ser mutuo. Pese a esta desigualdad, expresa que logran trabajar bien en equipo, no pueden llamarla para contar con su asistencia por no ser contratadas, es la familia quien se hace cargo de esto.
Al preguntarle más sobre la partería la emoción de Crucelina va creciendo y esparciéndose por todo el espacio:
“Para mí la partería es hermosa, es tan hermoso atender un parto, porque uno está tratando de salvar dos vidas, esa madre y ese bebe que viene en camino. A través de nosotras las parteras la madre y los familiares se dan cuenta cuál es el proceso de la gestación, cuáles son los cuidados y después, del proceso del parto, cómo son los cuidados con la madre y con el bebé. Es muy bonito.”
Como dificultades menciona la falta de acceso al sistema de salud, el derecho de las mujeres y del bebé por nacer se ven vulnerados al no contar con la asistencia y seguimiento necesarios:
“Lo más difícil es cuando hay una gestante, sea mayor o menor, porque hay muchas menores embarazadas; cuando no tienen acceso a un médico o a una partera, porque mire en un corregimiento de acá hacia arriba como La guama, Duave, La Mestiza…que haya una madre en proceso de parto y no hay un médico, una partera ¿qué va a hacer? Porque están con el marido, pero no son todos los que se atreven a tener ese ánimo de hacerle acompañamiento a la madre, es algo muy difícil.”
Ante la debilidad del sistema de salud reconoce la importancia del fortalecimiento de ASOREDIPAR:
“Le doy gracias a Dios, que las parteras estamos más organizadas y en cada comunidad o cada vereda o corregimiento se nombra una partera que pueda atender ese parto. Llegué a la asociación desde que tengo mis gemelos, me tocó ayudar un parto y había una enfermera, me dijo ¿usted es partera? y había una médica como del color suyo. Y entonces al mes me dice “Ay Chilina, me están solicitando por las parteras de este Municipio. Y usted es la primera”. En 2019 fue mi primer viaje a Quibdó, tenía a los gemelos de 9 meses y me tocó llevarlos, dije ¿cómo hago? Me dijeron ¡tráigalos! Mientras usted está en clase nosotras le hacemos “Ama” y excelente. Yo me quedé admirada de esas personas.”
La red de cuidados que tejen las parteras es amplia y sostiene a cada nueva integrante, sin dudarlo ni un instante la invitaron con sus bebés, también destaca la importancia del aprendizaje que se adquiere:
“Recibí mis capacitaciones y la verdad que la asociación ha sido una maravilla para mí, ha sido una alegría porque he ido a partes que nunca pensé conocer. He aprendido mucho más de lo que yo sabía sobre la partería, porque a pesar de que nosotras practicamos de una manera, ellas nos complementan con otros saberes. Es algo muy maravilloso haber llegado a la red.”
Al igual que en los demás relatos aparece nuevamente la esperanza y el deseo de ser reconocidas, recibiendo una remuneración por el trabajo que hacen en sus comunidades:
“Sería bueno una bonificación para cada partera. Eso es algo que como parteras tradicionales merecemos, yo no pierdo la esperanza, algunas dicen que se van a retirar porque no está llegando nada. Y yo digo no, no es eso. Yo trabajo poniendo las manos ante Dios y el hombre, que se haga la voluntad de Dios o del Presidente o de alguna entidad que quiera colaborar con nosotras. Pero yo lo que hago lo hago independiente a un peso, algunos no creen, pero es así.”
La situación más compleja que vivió como partera fue el caso de una familia indígena de Altobonito, la mujer era primeriza y estaba de 17 semanas:
“Llegaron con ella a las dos de la tarde y a las seis fue a tener, ella me decía hermanita ustedes me tienen que ayudar a sacarlo, porque yo sola no soy capaz y yo le decía cuando estés coronando nosotros te vamos a ayudar, al contrario no podemos, usted es la que va a ayudar a que su bebé salga. Pero ella me decía que no y era porqué estaba muerto y venía de nalgas. Le dije al médico que monitoreara y que yo con la jefe trabajaba con la madre. Fue saliendo de a partes, me pasa frío, fue un parto horrible. El médico me decía, no me había tocado esto, no me había tocado esto.”
La ausencia de controles de embarazo y del cuidado de la salud maternoinfantil queda en evidencia en este relato, que puso en riesgo a la mujer gestante y terminó en la muerte del feto; teniendo un impacto además en el equipo de salud. A los pocos días el médico le consultó si había podido descansar y si estaba lista para otro parto, Crucelina accedió.
La muerte es parte integral de la vida, la partera tiene que estar preparada para ambas posibilidades, ASOREDIPAR también apoya capacitando:
“Las capacitaciones son muy maravillosas, cuando a una madre se le fallece el bebé, uno debe estar con ellos, hablándoles, aconsejándoles y eso es lo que yo he hecho. Yo a la indígena la cogí, la sobaba, mientras estaba esperando el parto de la otra muchacha, gracias a Dios estaban en la misma sala, le hablaba a la una, le hablaba a la otra.”
Es tal la emoción que transmite Crucelina al hablar sobre la partería y sobre su historia, que la piel se le eriza a uno dan deseos de conocerla más y quedarse más tiempo a su lado. Le pido que comparta un saludo para las parteras del mundo, con la sonrisa cubriéndole el rostro expresa:
“Un excelente saludo en el nombre de Dios, para ellas, que por favor se meta a la fila, que para adelante es para adelante, ningún impulso atrás, a pesar de las dificultades, adelante. Ayudar a salvar vidas es algo maravilloso, yo quisiera retener ese contacto, reunirme con todas ellas, enseñarles mi experiencia y reconocer la de ellas. Porque es algo muy maravilloso. Compañera yo las invito a la que esté parteando, que hoy si y mañana no, párese en la raya. Ayudar a salvar vidas es algo que el mismo Dios nos lo pone en frente, ese es mi saludo, que Dios me las bendiga y me las proteja por donde quiera que anden.”